El análisis de sueños es un campo muy vasto dentro de la psicología y la psicoterapia. En especial quienes nos dedicamos a la psicología profunda consideramos los sueños como un material ineludible para ver las necesidades y posibilidades de cambio de un paciente.
Fue Freud quien comenzó poniendo atención al hecho de que los sueños podían ser interpretados para descubrir su contenido encubierto. No obstante, fue C. G. Jung quien supo ver en los sueños verdaderas expresiones del alma o la psique de la persona y aún más allá, de la psique colectiva o “inconsciente colectivo”. Para este autor, los sueños eran ventanas para entender el inconsciente y a menudo poder recibir mensajes significativos para el paciente. A veces un solo sueño puede no ser tan importante como la serie completa de los sueños durante un período de tiempo. A lo largo de varios sueños podemos ver la evolución o el cambio que experimenta el paciente.
Desde el punto de vista de la calidad de las imágenes y de los temas oníricos, podemos clasificar los sueños en sintomáticos o simbólicos. Los primeros se caracterizan porque en ellos se muestra, de modo alegórico, un drama psicológico del paciente. Son sueños poco nítidos donde predomina el conflicto y la angustia. El paciente se siente mal y a menudo el sueño termina sin una resolución (el paciente despierta cansado o angustiado). En los casos más comunes, son sueños también donde el paciente repitre cosas de su diario vivir, deseos o preocupaciones. Los sueños simbólicos, por el contrario, son sueños que también presentan imágenes alegóricas y arquetípicas pero donde la persona alcanza a vislumbrar una solución al drama que se representa en él. La sensación final con que el paciente despierta es de vitalidad o fascinación, o de sobrecogimiento porque percibe que el sueño le está transmitiendo un mensaje. Es probable que este tipo de sueños simbólicos marquen hitos dentro de la vida de una persona o en el contexto de una terapia.
Los sueños no necesariamente basta con analizar su significado, como si se hiciera una simple traducción de la simbología presente en ellos. También es esencial que la persona los trabaje y entre en contacto directo con las imágenes o símbolos. Eso involucra poder hacerse conciente de las emociones asociadas a cada uno de los sueños y empezar a tener una relación personal-emocional con los contenidos oníricos.
A menudo el sueño nos revela un conflicto o una necesidad que nosotros no hemos reconocido aún concientemente. Cumplen una función compensatoria, al mostrarnos “la otra cara de la moneda” de nuestra vida conciente. De esta forma si concientemente nos sentimos seguros, puede que el sueño nos muestre la inseguridad de nuestras vidas, soñando por ejemplo con alguna catástrofe. El soldado que está en la guerra constantemente tendrá sueños con el hogar, que representará su necesidad de paz. Por el contrario, quienes llevan una vida extremadamente pacífica y se consideran a sí mismos 100% pacíficos, puede que sueñen con guerra y agresiones. Los sueños revelan la necesidad de reconocer nuestra propia "Sombra", aquella parte de nosotros que es importante comprender y dar importancia, a pesar de que puede parecer contraria a nosotros mismos.
Fue Freud quien comenzó poniendo atención al hecho de que los sueños podían ser interpretados para descubrir su contenido encubierto. No obstante, fue C. G. Jung quien supo ver en los sueños verdaderas expresiones del alma o la psique de la persona y aún más allá, de la psique colectiva o “inconsciente colectivo”. Para este autor, los sueños eran ventanas para entender el inconsciente y a menudo poder recibir mensajes significativos para el paciente. A veces un solo sueño puede no ser tan importante como la serie completa de los sueños durante un período de tiempo. A lo largo de varios sueños podemos ver la evolución o el cambio que experimenta el paciente.
Desde el punto de vista de la calidad de las imágenes y de los temas oníricos, podemos clasificar los sueños en sintomáticos o simbólicos. Los primeros se caracterizan porque en ellos se muestra, de modo alegórico, un drama psicológico del paciente. Son sueños poco nítidos donde predomina el conflicto y la angustia. El paciente se siente mal y a menudo el sueño termina sin una resolución (el paciente despierta cansado o angustiado). En los casos más comunes, son sueños también donde el paciente repitre cosas de su diario vivir, deseos o preocupaciones. Los sueños simbólicos, por el contrario, son sueños que también presentan imágenes alegóricas y arquetípicas pero donde la persona alcanza a vislumbrar una solución al drama que se representa en él. La sensación final con que el paciente despierta es de vitalidad o fascinación, o de sobrecogimiento porque percibe que el sueño le está transmitiendo un mensaje. Es probable que este tipo de sueños simbólicos marquen hitos dentro de la vida de una persona o en el contexto de una terapia.
Los sueños no necesariamente basta con analizar su significado, como si se hiciera una simple traducción de la simbología presente en ellos. También es esencial que la persona los trabaje y entre en contacto directo con las imágenes o símbolos. Eso involucra poder hacerse conciente de las emociones asociadas a cada uno de los sueños y empezar a tener una relación personal-emocional con los contenidos oníricos.
A menudo el sueño nos revela un conflicto o una necesidad que nosotros no hemos reconocido aún concientemente. Cumplen una función compensatoria, al mostrarnos “la otra cara de la moneda” de nuestra vida conciente. De esta forma si concientemente nos sentimos seguros, puede que el sueño nos muestre la inseguridad de nuestras vidas, soñando por ejemplo con alguna catástrofe. El soldado que está en la guerra constantemente tendrá sueños con el hogar, que representará su necesidad de paz. Por el contrario, quienes llevan una vida extremadamente pacífica y se consideran a sí mismos 100% pacíficos, puede que sueñen con guerra y agresiones. Los sueños revelan la necesidad de reconocer nuestra propia "Sombra", aquella parte de nosotros que es importante comprender y dar importancia, a pesar de que puede parecer contraria a nosotros mismos.
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